“Zánganos”, así, en plural.
Realmente, como estilos flamencos, son dos las versiones creadas en la
localidad: la de Fosforito y la de Pedro Lavado. El tronco común de ambos
cantes es el zángano en su estado folclórico. Parece ser discutible el lugar de origen de la versión popular, pues además del zángano folclórico de Puente
Genil, se encuentran otros de semejantes características melódicas dispersos por
localidades malagueñas e incluso por la costa granadina.
El propósito de este artículo,
sin embargo, no es intentar dilucidar el origen geográfico del zángano, lo cual sería harto complicado, por no decir imposible. Aquí se trata de presentar
el zángano en cuanto estilo flamenco, esto es, creado o recreado por cantaores,
algo de lo que sí tenemos una constancia histórica material.
Hubiera sido mi deseo haber dado con alguna grabación del zángano popular de los años cincuenta llevada a cabo por algún intérprete pontanés, para tratar de ofrecer más coherentemente el salto de la fase folclórica a la fase flamenca dentro de la localidad. No me ha sido posible por ahora. No obstante, para su ilustración bien puede valer una interpretación del cantaor malagueño Juan Villodres,
cantando para un grupo de coros y danzas de aquellos años, con
acompañamiento de guitarras y bandurrias, bajo el título de “Fandangos de la
siega”.
Los zánganos flamencos de Puente
Genil
En mi opinión, referirse al
“Zángano de Puente Genil”, en singular, resulta poco preciso. Al día de hoy son
dos los estilos de zángano existentes en la localidad, como ya apuntaba arriba.
Veamos cada uno de ellos.
Zángano de Fosforito
Fue el primero que se registró en la discografía, en uno de los EP publicados en 1958, con la guitarra de Alberto Vélez. Comienza el corte con un fandango de Lucena, prosigue con el zángano y lo remata con un verdial. Para desarrollarlo, Fosforito recrea el zángano a partir del primer tercio tomado del fandango de Cayetano Muriel (“Se morirá de seguro”, por ejemplo). Después de esta grabación volvería a grabarse en 1969 y 1971, con la guitarra de Paco de Lucía, pero en ambas nuevas ocasiones como cante autónomo, sin la concurrencia de otros estilos.
Entre los cantaores que han
seguido el zángano de Fosforito se encuentran Pedro Lavado, Curro de Utrera, Manuel Gerena o
La Tobala.
Me atrevería a denominarlo como el zángano valiente. Como cantara Chaparro, se trata de un “cante de poder”. Para crear esta versión, Pedro Lavado recurrió al primer tercio de la rondeña (versión transmitida por Almadén, no la de Rafael Romero)[1]. En algunas grabaciones suyas se puede observar cómo hace el primer cante en la versión de Fosforito, que comienza en un tono más bajo, y posteriormente remata el zángano con la suya propia, que se inicia en una tonalidad más alta. Se grabó por primera vez en 1964, para el disco colectivo Café Chinitas, con Melchor de Marchena a la guitarra.
Entre los cantaores que han
registrado el zángano de Pedro Lavado se encuentran Curro Malena, Manuel de
Paula, Curro Lucena, Gabriel Moreno, El Chaparro o Pedro Obregón.
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[1]. Sobre dicha rondeña conviene advertir que previamente
había sido grabada en las 78 r.p.m. por el Cojo de Málaga (Fandangos: “A la
sandía el color”) y Juan Varea (Fandango nuevo: “Mi alegría se llevó”), aunque
este último en una versión maravillosamente personal, como todo lo que
interpretaba el gran cantaor castellonense, muy distinta a la del primero. Si
me he referido a Almadén, en lugar de al Cojo, es pensando en la posibilidad de
que Pedro Lavado no hubiese tenido acceso a la grabación del cantaor malagueño.
Debemos tener en cuenta que el primer registro de dicho cante, grabado en torno
al año veinte, se ha reeditado una sola vez, en el año 2001, por Sonifolk. Por otro lado, en lo que se
refiere a la versión de Almadén en la Antología de Hispavox, sí que
tenemos constancia de que Pedro Lavado la tuvo en sus manos al poco tiempo de
publicarse en España.