sábado, 18 de julio de 2015

El primer disco de Chocolate



   Se editó en 1963 en la casa Columbia. Se trata de un single con cuatro cantes: Cantiñas con Mirabrás, Seguiriyas, Soleares y Fandangos. Las guitarras que lo acompañan son las de Paco Aguilera y Félix de Utrera. No me consta que estos cantes hayan sido reeditados ni en vinilo ni en CD. Este disco lo adquirí hace varios años en Sevilla, cuando estuve viviendo allí, en el mercado dominical del Charco de la Pava. De allí lo liberé, tristemente mezclado entre discos de los géneros musicales más dispares. Recuerdo que cuando se lo mostré a mi padre, me confirmó gratamente sorprendido que aquel disquito fue lo primero que grabó Chocolate.
   El primer corte corresponde a las cantiñas del Pinini que Mairena había grabado unos años antes, seguidas de un mirabrás, resueltos ambos estilos de un modo bastante personal, con el temperamento que le era propio a Chocolate y que tanto lo ha caracterizado.
   Continúa con las seguiriyas de Triana de Cagancho y Frasco el Colorao, siguiendo el modelo definido por Tomás Pavón. Posiblemente sean las primeras seguiriyas grabadas de este estilo que siguen fielmente la versión del cantaor de la Alameda.
   Igualmente, las soleares de Joaquín el de la Paula y de Frijones siguen fielmente la versión tomasera. Se puede observar en este cante la peculiar forma con que Chocolate se recreaba en los bajos, de un modo tan singular que no tuvo parangón.
   Cierra el disco un par de fandangos naturales, ambos flamenquísimos. En el segundo de ellos se puede apreciar cierto regusto caracolero, aunque lo desarrolla y lo encamina de manera muy personal. Conviene advertir que en esos momentos la flamencología dominante había proscrito cualquier estilo de fandango natural que no fuera el de Manuel Torre.
   El presente disco es una buena muestra de lo que fue el cante de Chocolate. Un cantaor libre que no se sujetaba a imposiciones que no fueran las de su gusto. A lo largo de su discografía igual hacía un cante de Varea o unas soleares alfareras, que unos fandangos de Aznalcóllar o las jotas por bulerías de Canalejas, o igual introducía unas cantiñas cordobesas junto a unas romeras sin mayor problema. En modo alguno hubo concesiones por su parte a los dictámenes de la flamencología recién instaurada. Tal fue Chocolate. Y esa valentía de interpretar lo que le viniera en gana se trasladó felizmente a la enjundia de la ejecución en sus cantes. Posiblemente por ello fue único y siempre lo seguiremos admirando.
   Descárguense, si lo desean, el disco en el enlace de abajo y disfrútenlo, que bien lo merece el arte del maestro jerezano en este décimo aniversario de su desaparición física, aunque no artística por fortuna para la afición.

6 comentarios:

  1. Gracias, Daniel, esto es una auténtica joya.

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    1. De nada, Andrés. Es para mí una satisfacción que los buenos aficionados como usted sepan apreciarlo.

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  2. Muchas gracias Dani. Otras de las grandes joyas que compartes con los amigos. Un fuerte abrazo

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    1. No hay de qué, Antonio. Un fuerte abrazo para la gran afición gaditana.

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  3. Es usted un genio por subir esto. Si cuesta un huevo conseguir ese material en España, imagínese en Argentina donde vivo

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    1. Gracias, amigo. Quienes entendemos que el flamenco, como cualquier otro arte, ha de ser patrimonio humano, tenemos el deber moral de compartir lo poco que podamos aportar.
      Un saludo para usted y para la hermana Argentina.

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