domingo, 7 de junio de 2015

Pepe Marchena y la malagueña del Mellizo


   Gracias a que actualmente disponemos de un corpus cada vez más sólido y completo de las antiguas grabaciones, muchas nociones del flamenco que dábamos por inamovibles experimentan una cierta inestabilidad provocada por la aparición y publicación de numerosos documentos sonoros. Este es el caso de la malagueña del Mellizo en la versión de Pepe Marchena que podemos disfrutar en su Obra completa en las 78 rpm, recientemente publicada. A poco que prestemos un poco de oído, nos daremos cuenta de que buena parte de la configuración actual de este cante se debe a su genial impronta interpretativa.
   Si nos remontamos a las primeras grabaciones de la malagueña del Mellizo a las que tenemos acceso, esto es, a las que grabaron, en la primera década del XX, Rafael el Moreno de Jerez, Garrido de Jerez y Niño de la Isla, podemos observar que los ayes finales con que actualmente se remata el cante no estaban presentes todavía. Prolongaban la última vocal del cante de manera indefinida, pero no empleaban aún el “ay, ay…” tan característico de la malagueña del Mellizo tal como hoy la concebimos. 



  Niño de la Isla


   

   Tales ayes podemos escucharlos en Vallejo, ya en 1923, (‘A la madre mía’), en Aurelio Sellés, 1928 (‘A mí me han dicho que la venganza’) y en Cayetano, 1930 (‘Estuve llorando’), además de Marchena a partir de 1929 (‘Y no me falta el sentío’). Aunque también, de aquellos años, nos han llegado grabaciones en donde se aprecia una resistencia a introducir en los cantes los ayes que finalmente terminaron imponiéndose. Dicha resistencia se puede observar, a principios de los años 30, en el Corruco de Algeciras o el Chato de las Ventas. En cuanto a averiguar quién fue el primero en introducir esos ayes, la tarea se presume harto ardua, pues sabido es que el orden cronológico en cuanto a su aparición en las casas discográficas no garantiza nada. Tratándose por edad, podríamos apuntar a Cayetano. Y puestos a señalar a Cayetano, la vereda queda abierta para sospechar inmediatamente de Chacón, quien como sabemos no registró la malagueña del Mellizo (tampoco hay descartar que un día podamos llevarnos alguna sorpresa con la aparición de algún cilindro), aunque sí nos consta que la interpretaba y de él debieron aprender, naturalmente, los cantaores más jóvenes.
   Al escuchar, sin embargo, a Vallejo:



a Aurelio: 



a Cayetano:



y, finalmente, a Marchena:




 

es patente la diferencia de ayes que se da entre ellos. Observamos que los ayes de Vallejo y los de Aurelio son más concisos. Cayetano los prolonga algo más que Vallejo y Aurelio, pero le falta la perfección y la gracia melódica que logra Marchena. Será éste quien le otorgue la configuración definitiva. Es el cierre que servirá de modelo a todos los que vendrían después, desde Caracol a Mairena, pasando por los cantaores más “rancios”, supuestamente posicionados en las antípodas de la estética marchenista, como pueden ser Juan Talega, Joselero o Terremoto. Conviene advertir, por otra parte, que Marchena ha sido el cantaor más prolífico, hasta la fecha, en grabar esta malagueña: un total de diez en discos de pizarra. Semejante proliferación podría justificar que su fórmula haya tenido más facilidad para imponerse que el resto de remates.
   Se cuenta que cierto día Marchena, un poco molesto, le dijo a Mairena: “Cuidado conmigo, que te puedo descubrir”. Sea o no verdad esta anécdota, es palpable que don Antonio no pudo sustraerse a la omnipresencia absoluta del maestro marchenero. No podemos obviar que también tomó de él la media granaína para introducir la malagueña del Mellizo, aunque posiblemente fuera por vía Aurelio.
   Compárese el remate de Mairena con el de Marchena y juzguen ustedes mismos. Podrán apreciar lo poco que se diferencian entre sí.




9 comentarios:

  1. Me ha encantado tu análisis, Daniel, me parece muy coherente. Creo que debió influir mucho en Marchena, el hecho, constatado, (Eugenio Cobo) de que se llevó como fuente de aprendizaje a su hijo, Antonio el Mellizo, por lo que la transmisión fue directa, clara y fresca. Un abrazo y enhorabuena por tu blog.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Javier. Yo creo que el día que se haga una buena nómina de cantaores gaditanos, habría que incluir a Marchena como un sublime cantaor gaditano más. Ahí están además sus numerosas grabaciones de la soleá de Cádiz que suenan a Caleta y esos tangos de las Vieja Ricas, que son todo un monumento al buen paladar. Un abrazo.

      Eliminar
  2. Estimado David:

    Es la mar de reveladora la secuencia de grabaciones de los finales que encontramos en las distintas versiones de malagueñas melliceras. Verdaderamente quien inicia en la discografía esos finales con ‘ay, ay, ay’ –mientras no lo desmienta otra grabación– es Marchena, que sabía de cante tela. Aurelio en sus memorias reconoce que toma de Marchena –pese a la diferencia de 16 años que separaban a ambos– esa costumbre de iniciar esta malagueña con la granaína. Pienso que Mairena toma esos ayes de Aurelio, a quien reconocía su magisterio en los cantes gaditanos, como demuestra que lo llevara a grabar en 1959 cuando nadie se acordaba de él. Seguramente Mairena no hubiera tomado esos ayes finales de Marchena y eso, evidentemente, es un prejuicio. Ya sabemos que la estética de Mairena distaba mucho de la de Marchena. Pero es que es lo mismo ocurre con muchos cantaores actuales, que tampoco camelan a Mairena y hacen muchos cantes suyos. Todo esto nos lleva a una conclusión: el cante está por encima del cantaor o cantaora... y de sus prejuicios y fobias.

    Muchas gracias por la entrada y un abrazo

    Ramón Soler

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Se agradece el comentario, Ramón.
      Evidentemente, Antonio Mairena antes de ser un gran maestro pasó por ser un gran alumno. Es lógico que absorbiera en profundidad el magisterio del gran Aurelio. La inercia de asimilación de Mairena, sin embargo, no se detuvo en Aurelio. A la vista de las grabaciones es constatable que los ayes finales de Aurelio no debieron satisfacerle lo suficiente, seguramente por sus distintos temperamentos, como para seguirlos a pies juntillas. En mi opinión, la versión que ofrece Antonio Mairena está tomada directamente de Marchena, su gran parecido apenas da lugar a duda. A pesar de que Mairena declarara en alguna ocasión que Marchena "no sabía hacer la 'o' con un canuto", pienso que en el fondo lo admiraba profundamente, y las pruebas me remito.

      Eliminar
  3. Hola Dani, no sé si conoces esta entrada de mi blog http://cdizflamencoflamencosdecdiz.blogspot.com.es/2014/08/las-malaguenas-del-mellizo-liturgicas.html que continúa en una segunda entrada, relativa a la Malagueña del Mellizo. Quiero manifestar mi convencimiento absoluto de que 'ese alargamiento de los ayes' se debe a los dos hijos de Enrique. Ambos fueron 'tremendos' cantaores, que no vivieron del arte, porque tenían trabajo estable en Cádiz, pero que llegaron a actuar en muchas ocasiones con los más grandes. Ambos 'rehacen' el cante de su padre, en varios palos, tales como las soleares, donde los dos, tienen estilos propios, reelaborados de la de su padre. Existen unas grabaciones de un nieto del gran Enrique, hijo de Antonio, y de apodo 'Chico Mellizo' donde hace la malagueña 'exactamente igual' que Aurelio, con lo cual ha de pensarse que la línea de transmisión fue Antonio 'El Mellizo' - 'Chico Mellizo' y Aurelio... y de ahí bebieron todos, incluído Marchena y Vallejo. Este último cantaor, también con muchísima relación con Cádiz.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Antonio, por tu certero comentario. No hay que descartar en absoluto que Marchena y Vallejo tomaran de los hijos de Enrique el alargamiento de la malagueña. Lo que tal vez no nos pueda parecer tan claro es que ese alargamiento fuese creación de Enrique, pues de ser así tal vez lo hubieran reproducido tal cual Rafael el Moreno o el Niño de la Isla, quienes por edad sí debieron haber conocido personalmente a Enrique. Así, pues, como dices, bien pudo haber sido una reinterpretación de los hijos. Buena puntualización.

      Eliminar